Para caramelizar la cebolla no es necesario añadirle azúcar, ya que se encuentra en ella de forma natural, solo necesitas un poco de paciencia y una buena sartén antiadherente.
Según el uso que le vayas a dar puedes utilizar tanto cebolla picada como cortada en juliana (a tiras). Quizá 1 kg de cebollas te parezca mucho, pero entre que les quitas la piel y el líquido que pierden, a mí me han quedado unos 300 g al final.
Calienta el aceite en la sartén, añade la cebolla y la sal, déjala pochar a fuego medio.
Verás que empieza a ponerse transparente y, al poco rato, algunos trozos se empiezan a pegar a la sartén, en este momento puedes agregar un poco de vino blanco o agua para parar la cocción y ayudar a las cebollas a que se caramelicen. Puedes repetirlo tantas veces como quieras mientras van adquiriendo color, sin dejar que se quemen.
Al cabo de unos 30 min, cuando tengan un color marrón dorado, ya están listas.