Para empezar debes preparar la calabaza, lo ideal es hacerla al horno y no hervida, para evitar el exceso de agua, puedes ver en este otro post cómo preparar calabaza asada. A continuación, prepara la mezcla seca en un recipiente: la harina, la levadura, el bicarbonato, la sal, la canela, la nuez moscada y el jengibre y remueve hasta que quede bien mezclado y reserva.
Por separado, mezcla los dos azúcares, la matequilla a temperatura ambiente, los huevos, la pilpa de calabaza y el extracto de vainilla.
Agrega los ingredientes de la mezcla seca y bátelo añadiendo la leche poco a poco hasta que estén bien combinados. Debe quedar una mezcla cremosa, si ves que está muy espesa, puedes añadir algo más de leche.
Puedes usar una manga pastelera para verter la mezcla en los moldes especiales para donuts, hasta ocupar 3/4 de cada uno de los espacios. Así evitarás que una vez en el horno se derramen cuando empiecen a crecer con el calor.
En mi horno cabían las dos bandejas a la vez, pero si ves que no entran bien pon primero uno y una vez hecho, el otro, para así asegurarte de que se hagan uniformemente. Hornea entre unos 10 - 12 minutos, depende de la potencia del horno, y comprueba con un palillo que están hechos.
Finalmente, retira el molde del horno y deja que se templen los donuts. Pasado un rato, colócalos en una rejilla para que se enfríen por completo.
Si los vas a bañar en chocolate, solo tienes que derretir la tableta en una cazuelita al baño maría o al microondas y pasarla a un plato. Una vez los donuts estén completamente fríos, moja una cara del donut en el chocolate y deja que se seque.
Los puedes cubrir del chocolate que más te guste, o si prefieres el donut clásico, lo puedes glasear con azúcar glas mezclado con unas gotitas de agua y dejarlo secar.