Según un estudio realizado en Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España, el nuestro es el país en que se dedica más tiempo a la limpieza del hogar. Pero, aunque los datos digan que somos los más limpios, siempre quedan asignaturas particularmente duras pendientes, como es el caso de los azulejos.
Los azulejos cumplen una importante función al proteger las paredes de la humedad y de las manchas potencialmente permanentes como las de grasa y cocina, así como del moho, por lo que se utilizan muy a menudo en cocinas y baños. Sin embargo, luchar contra esas grietas negras entre ellos o contra una superficie engrasada puede ser muy engorroso en ocasiones. Cuando se trata de cómo limpiar los azulejos, hay algunos trucos o life hacks muy útiles a tener en cuenta.
Frotar no lo es todo
Nadie dice que no sea necesario, pero dejarse la espalda y las muñecas frotando durante horas dista mucho de ser la solución más óptima: hay multitud de formas de castigar menos el cuerpo y conseguir resultados aún mejores.
Lo básico: vinagre
El vinagre blanco, un producto presente en todos los hogares, es un excepcional limpiador cuando se trata de superficies engrasadas como las de la cocina, o los siempre molestos restos de cal que el agua deja en los azulejos del baño.
Basta con añadir un chorro de vinagre a una base de agua a temperatura ambiente y humedecer en él un paño o, si se busca un efecto concentrado en las juntas entre azulejos, un cepillo de dientes. Si no se está seguro de si el vinagre puede dañar o no un tipo concreto de azulejo, solo hay que limpiar primero una superficie pequeña en un lugar poco visible y observar los resultados.
Tras limpiar, es necesario aclarar con agua caliente y ventilar bien para eliminar el fuerte olor del vinagre. Existe vinagre específico de limpieza, pero si no se dispone de él, el de cocina logra resultados bastante parecidos.
Amoníaco o bicarbonato
Ambos productos son también muy efectivos para combatir la grasa acumulada en los azulejos de la cocina. El amoníaco se usa diluido en agua a temperatura ambiente, y es importante usarlo con las manos protegidas por guantes de látex y en un lugar ventilado para no inhalar sus vapores, pues es corrosivo e irritante.
El bicarbonato se mezcla con agua y sal y se aplica con una esponja. Da buenos resultados y un excelente brillo, aunque requiere de un frotado enérgico. Algunas pastas dentífricas blanqueadores incorporan bicarbonato en su fórmula y pueden usarse también para limpiar y dar brillo.
Productos específicos
Por último, quedan los productos específicos como el limpiador KH-7, más caros, pero también de gran efecto, muy prácticos para las manchas más duras y con varias fórmulas específicas para usos muy concretos.
Tampoco se puede dejar de lado el excepcional resultado de las limpiadoras de vapor profesionales. Estos aparatos son de elevado coste, pero los más potentes y modernos son capaces de unos resultados inigualables tanto en velocidad como en profundidad de limpieza.
En cualquier caso, lo mejor es siempre mantener una limpieza regular: cuanto más tiempo se incruste la suciedad, más costará limpiarla.
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