Quienes me conocen saben que estoy enamorada de Holanda. De sus prados, de sus molinos, de su gente, de sus cafeterías, de Ámsterdam, de Delft, de La Haya, de Breda, de Groningen… Y cada vez que viajo allí encuentro aún más motivos para amarla (y para volver).
Una de las cosas que más me gustan de Holanda son los bares y las cafeterías. La mayoría de estos establecimientos (al menos, los que no están pensados exclusivamente para turistas) tienen un encanto especial, una atmósfera de calidez que me envuelve, me relaja y me hace querer pasar el resto de mi vida allí.
Y eso es exactamente lo que me pasó en el café Berry de Ámsterdam.
Este lugar, abierto desde febrero de 2014 y situado en el barrio Oud-West de Ámsterdam, me atrapó desde el momento en que, al pasar, vi el banquito con cojines de la terraza con vistas al canal Bilderdijkgracht.
Antes de entrar, llama la atención la decoración de los cristales, hecha manualmente con rotuladores para vidrio, con un estilo de dibujo desenfadado y simpático.
Todo tiene un aire handmade en el Berry, precisamente porque toda la decoración está hecha por el mismo dueño, Tiemen Gerritsma -a quien he tenido ocasión de hacerle algunas preguntas-, con la ayuda de un amigo suyo que es director de arte en el mundo del cine y la televisión y le ha aconsejado sobre algunos temas.
Hay muchos detalles handmade en la cafetería, como el cartel del horario que hay pegado en la puerta de entrada; escrito a mano, informal, con dibujos como los de los cristales, sobre papel kraft. Los diseñadores gráficos solemos rompernos la cabeza para crear la composición adecuada, elegir el papel idóneo… Y a veces resulta que algo improvisado tiene mucho más carácter.
O este cartel de intercambio de libros, también hecho con el mismo estilo sobre cartón. Este rincón encantador, completado con los libros que clientes y empleados han traído de sus casas, crea el ambiente que Tiemen quería para su cafetería: “Crea una atmósfera de sala de estar. Además no tenemos Wi-Fi. Prefiero que las personas hablen entre ellas o lean un libro, o el periódico. De esta forma, la energía es diferente”.
Esta idea del Book Exchange se le ocurrió a partir de sus viajes “Se me ocurrió por los hostales de Latinoamérica en los que he estado: todos tienen uno”.
Para darle ese ambiente hogareño, para que las personas se sintieran como en el salón de su casa, los muebles son de madera natural por la “energía cálida que desprende”. De hecho, los bancos, las mesas, las estanterías y parte de la encimera de la barra están hechas a partir de un tronco de madera que compró entero y que fue cortado en tablones.
Tiemen me explicó el origen de todo el mobiliario. La mayoría de los muebles son reutilizados, como por ejemplo las sillas, que provienen de una antigua escuela ucraniana y que encontró por internet; la mayor parte de la barra pertenecía a una panadería que cerró; también las lámparas son antiguas y las encontró gracias a un amigo que colecciona objetos vintage.
Los objetos variados que decoran las estanterías […] aportan la calidez, la informalidad y provocan todas las sensaciones que un lugar como este necesita.
Esta espectacular pared está hecha con ventanas viejas que fue recolectando por toda Holanda y por internet, “solo dos pequeñas ventanas en la parte superior fueron hechas a medida para completar el puzle”.
Por si alguien se lo está preguntando, la sala que hay detrás de esta pared es, de lunes a viernes, la oficina de la compañía Strawberry Earth, que se dedica a temas de sostenibilidad y diseño innovador, pero durante el fin de semana forma parte de la cafetería.
Las plantas tienen un papel protagonista. Allá donde se mire se puede ver verde: en las estanterías, en las mesas y, por supuesto, en la terraza.
Otros elementos como la alfombra, los cojines de los bancos, la pizarra con dibujos y escritura manual de detrás de la barra, los objetos variados que decoran las estanterías o los botes de té colgados en la parte inferior de una de las baldas aportan la calidez, la informalidad y provocan todas las sensaciones que un lugar como este necesita.
Pero Berry no es solo un sitio bonito, sino que la decoración va acorde con el tipo de comida que sirven: comida orgánica como el pan y el queso, zumos, dulces caseros -algunos de ellos sin azúcar- y un café delicioso.
No hace falta decir que me encantó el sitio y que volveré. Me gustan los lugares hechos con corazón, con toda la pasión y las ganas del mundo. Me resulta inspirador y admirable que personas como Tiemen, que estudió ciencias políticas, ahora se haya decidido a cumplir su sueño, que era el de “trabajar en un lugar en el que las personas se sientan como en casa y mucha gente agradable venga a visitarnos todo el tiempo”.
Te recomiendo echarle un ojo a los perfiles de Instagram y de Facebook de Berry, que están llenos de fotos y momentos de la cafetería.
Si algún día viajas a Ámsterdam y quieres pasarte a visitarlos, su dirección es Bilderdijkkade 27, en el barrio Oud-West, muy cerca del Vondelpark.
Gracias Tiemen por responder a todas mis preguntas con tanta amabilidad; Mirjam y Lauren, muchas gracias por ser tan agradables durante mi vi
sita a Berry. ¡Hasta pronto!
Tiemen, thanks for being so nice and taking the time to answer all my questions; Mirjam and Lauren, thank you very much for being so kind to me when I visited Berry. I’ll see you soon!
Y a ti, ¿qué lugares te inspiran?
Laura
Muy chula!!! Este fin de semana, que estoy por Amsterdam, me paso a tomarme algo.
Lorena
Este fin de semana voy a comprar algunas cosas que he visto. muchas gracias Xenia!